ERC es y está partido. Los que tenemos algunos años sabemos que Republicana ha sido en contadísimas ocasiones, Esquerra, en pocas más y de Catalunya no siempre de la misma manera. Pero siempre ERC han sido unas siglas que más parecen separadas por la disyuntiva “o” que unida por puntos. Incapaz de conjugar sus tres referentes.
El tema actual es el “dret a decidir” y sólo el “dret a
decidir”. Y lamento que desde que este es el tema, la labor internacional de
ERC no haya logrado siquiera el apoyo o, por lo menos, una muestra de simpatía
de alguno de los pueblos que en las últimas décadas lo ha ejercido. De manera
que a falta de más fuertes aliados ERC ha hecho un guiño en busca del apoyo de
Gibraltar, pueblo que en dos ocasiones, recientemente, ha dado la espalda a su
regreso a España, según la carta de Alfred Bosch.
Es cierto que cada vez que habla alguien desde la cerrazón
de Madrid, crece el independentismo en Catalunya. Pero otra verdad se está
imponiendo: Cada vez que habla ERC crecen las dudas, hasta entre los
convencidos en el derecho a la autodeterminación, sobre el futuro modelo de
sociedad que se nos propone.
Para disipar dudas, es urgente y obligado que Alfred Bosch
aclare que posición tiene ERC en relación a los paraísos fiscales, los nidos de
empresas pantallas y el expolio fiscal que los más ricos ejercen sobre las
sociedades en que residen.